La variante del dragón de la defensa siciliana es
la rama polémica del amplio árbol que nos legara el sacerdote siciliano Pietro
Carrera (1573-1647) en su célebre tratado de ajedrez. Este sistema continúa siendo
motivo de controversias; indiscutidos maestros apoyan al dragón, mientras
otros, también indiscutidos, formulan severas críticas. La variante tuvo su
auge en la década del treinta, para ser sepultada en períodos cíclicos.
Actualmente, el dragón mantiene su vigencia, aunque con menos vigor que en su
época de esplendor.
El
cronista ignora la procedencia del nombre y no ha tenido fortuna en su
investigación para descubrir al autor del bautismo. Se llama dragón, según
algunos autores, por la típica configuración de peones (d6-e7-f7-g6-h7) que se
asemeja al perfil del mítico animal. A finales del siglo pasado y a principios
del actual esta línea fue denominada fianchetto siciliano.
El
inglés Marmaduke Wyvill (1814-1896) empleó con éxito el dragón en varias partidas
con su compatriota Hugo Kennedy (1809-1878), en el año 1851, y puede afirmarse
que es el padre putativo de la criatura. El extraordinario tratadista y jugador
Savielly Tartakower calificó al sistema dragón como “el salto de un tigre
sanguinario”, con hiperbólica frase. Pero es verdad que mucha sangre ha
derramado el fianchetto siciliano.
Existen
centenares de sesudos estudios dedicados a la defensa del dragón, que otros
centenares de estudios han tratado de demoler. La gran discusión teórica prosigue
y proseguirá desde diversos rincones del mundo, lo que constituye y prueba la
fascinación que el ajedrez produce en el hombre.
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