Hace
mucho tiempo, en uno de los reinos de la antigua India, en lo que hoy
sería Pakistán o Afganistán, vivía un desdichado rey. Este rey, rico y
poderoso, había perdido toda su felicidad al perder un hijo en la guerra.
Melancólico
y devastado por la muerte de su adorado hijo, el rey se abandonó a sí mismo, y
descuidaba su reino y a los que en él vivían. Tal era el estado en el que
estaba sumido el rey, que sus más cercanos consejeros y ministros se esforzaban
por animarlo.
Preocupado
por el estado del reino a consecuencia de la tristeza de su rey, un sabio,
Sissa decidió crear un juego que consiguiera devolverle parte de su alegría al
rey, además de hacerle comprender sus errores en la guerra.
Tras
reflexionar largo tiempo, Sissa, con su juego preparado, decidió presentarse
frente a su rey para mostrárselo. Así pues, abrió una caja y aparecieron ante
el rey: Un hermoso tablero de madera, con 64 casillas y 32 figuritas también de
madera. Tras explicarle a su rey que era un juego de guerra en el que
participaban dos personas, y explicarle sus reglas, se pusieron a jugar.
Emocionado
por el juego que acababa de descubrir, el rey jugó durante horas y días y
semanas contra todos sus ministros, consejeros y todo aquel dispuesto a
retarle. Agradecido de que por fin alguien hubiera conseguido distraerlo,
le ofreció a Sissa cualquier cosa que este quisiera. Tras mucho insistir,
puesto que Sissa se negaba a aceptar sus regalos, el sabio aceptó y le pidió a
cambio de su juego lo siguiente:
“Quiero
un grano de trigo en la primera casilla del juego, y 2 en la segunda, y 4 en la
tercera y así sucesivamente…” El rey, extrañado porque alguien con tanta
sabiduría, capaz de crear un juego como aquel, le pidiera tan poco, ordenó a
sus ayudantes que calcularan el número total de granos de trigo y se los dieran
a Sissa.
Tras unas
horas calculando, los ayudantes se acercaron y le comunicaron al rey “Su
majestad, no hay en el reino cantidad suficiente de trigo para pagar la deuda
con el sabio Sissa…” La cantidad de granos de trigo equivalía a: ¡18 446
744 073 709 551 615 granos de trigo!
El rey
quedó boquiabierto, ¡jamás podría haber imaginado que lo que el sabio le pedía
era imposible de pagar incluso con sus enormes riquezas! No obstante, satisfecho
por haber conseguido que el rey volviera a estar feliz y por la lección
matemática que le había dado al reino, Sissa renunció al presente.
Esta
leyenda nos acerca a la situación que estamos viviendo, hay muchas personas que
no quieren quedarse en casa porque piensan que el coronavirus es una
exageración, es muy difícil para nosotros entender el crecimiento exponencial
de esta pandemia, como poquito a poquito se puede extender; no se puede
comprender que por algunos casos que haya en nuestra ciudad se tomen estas
medidas. Un grano se puede convertir en dos, cuatro, dieciséis, y duplicándose
llegar a esa elevada cantidad de situaciones. Por todo esto recordando a Sissa y la leyenda
india: ¡Quédate en casa!
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