Presidente:
Adjunto una impugnación por falta de quórum de la asamblea celebrada en Antequera el pasado día 8 de Mayo, hace justamente un mes. La envío igualmente por correo certificado.
Antes de dar este paso escribí algunas notas, desde el día 11 de Mayo, y esperé un razonamiento que inevitablemente tiene que haberse dado.
La respuesta no podía ser también esta vez el silencio o la amenaza o aquella “regla del ajuste” a la que se refería Cervantes en El Quijote. Esperaba razones mínimamente satisfactorias y exigentes en términos jurídicos y personales o, al menos, una respuesta voluntariosa, franca y de buena fe que sostuviera la decisión de validar la reunión del 8 de Mayo pasado. No se ha producido. Me parece que, por desgracia, sólo cabe forzarla mediante la impugnación que ahora presento. Esa respuesta es necesaria para aclarar las ocasiones pasadas y para evitar problemas en el futuro.
Si atendemos a los antecedentes, esa respuesta era especialmente necesaria. Como muestro en mi escrito ¡ni una sola de las asambleas en los últimos seis años ha satisfecho la exigencia de quórum! Ni una sola. Una reunión sin quórum es una respetable reunión pero no es la Asamblea.
¿Qué ocurrirá ahora? No puedo saberlo pero me gustaría que se reconociera el problema. Propuse un cambio estatutario, entre otras cosas, y la respuesta arrogante, contra toda evidencia, es que no se necesita. Aconsejé actualizar la Asamblea General, según el procedimiento del art. 37 de los Estatutos; me respondéis con silencio...
Un saludo,
Guillermo Barranco Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario